ALERGIA

Consejos Terapéuticos 


¿Qué es la alergia?

La alergia se produce cuando el organismo responde a algún factor al que es anormalmente sensible y se puede tratar con terapias y medicinas naturales, otras terapias alternativas y consejos terapéuticos.

Alergia

El asma, la fiebre del heno, el eccema y varias otras afecciones que no parecen estar relacionadas tienen algo en común: son reacciones alérgicas; éstas se manifiestan cuando el organismo responde a algún factor al cual es anormalmente sensible, como el polen, el polvo, el pelo de ciertos animales y alimentos como los mariscos, el huevo y el chocolate, por nombrar sólo algunos de dichos alérgenos, como se les denomina. Si una persona es alérgica, ingerir, inhalar o sencillamente tocar algunas partículas de un alérgeno provocará que su organismo se defienda segregando anticuerpos, sustancias proteínicas cuya función es neutralizar los alérgenos y otros antígenos.

La batalla que se desencadena entre anticuerpos y alérgenos hace que las células liberen histamina y otras sustancias, las cuales provocan los desagradables síntomas alérgicos. Los médicos emplean ciertos fármacos llamados antihistamínicos para contrarrestar dichos síntomas.
Se calcula que por lo menos una de cada seis personas padece alguna forma de alergia, la cual debe distinguirse de los casos de hipersensibilidad y de intolerancia a ciertas sustancias, tanto orgánicas como inorgánicas.

A diferencia de una alergia genuina, la hipersensibilidad depende de la cantidad de la sustancia a la que la persona se exponga. Por ejemplo, casi todo el mundo es sensible en mayor o menor grado al cloro, pero mientras que a algunos se les irritan los ojos al cabo de unos minutos de permanecer en una piscina desinfectada con cloro, otros se divierten en ella durante horas sin experimentar ningún efecto desagradable. Así pues, la irritación de ojos es señal inequívoca de hipersensibilidad al cloro pero no forzosamente de alergia al mismo.

Una intolerancia, en cambio, es una reacción adversa que puede tener origen psicológico y que sólo parece afectar a ciertas personas. Por ejemplo, un tipo específico de queso puede hacer sentir mal a alguien pero no otros tipos de queso, lo que significa que es intolerante a ese alimento pero no necesariamente alérgico a él. La distinción entre alergia, hipersensibilidad e intolerancia es fundamental para los practicantes de la ecología clínica.

La medicina ortodoxa no es plenamente eficaz para identificar y tratar las alergias, sobre todo cuando éstas parecen ocasionar depresión, insomnio, hiperactividad e incapacidad para concentrarse.


Las principales causas de alergia son:

  • Ambiente. El polen, el polvo, el pelo de algunos animales, las plumas de aves, ciertas plantas y diversos contaminantes químicos e industriales provocan reacciones alérgicas, como lagrimeo y comezón en los ojos, dolor de cabeza, granos e irritación de la piel, tos, estornudos, respiración silbante, asma, fiebre del heno (también llamada polinosis o rinitis alérgica) y eccema.
  • Alimentación. Casi todos los alimentos pueden causar reacciones alérgicas como náuseas, vómitos y diarrea; éstos son los alérgenos más comunes: leche, queso y otros productos lácteos; huevo, frutos secos, pescado y mariscos, harinas, chocolate y colorantes artificiales. Algunos bebés alérgicos a las proteínas de la leche sufren gases intestinales, estreñimiento y diarrea, y en ocasiones desarrollan asma y eccema. La enfermedad celiaca es una reacción de intolerancia a cierta proteína del trigo (el gluten), y alimentos como el chocolate, el queso y el vino tinto a veces desencadenan accesos de migraña.
  • Otros factores. El número de alérgenos potenciales es casi infinito: jabones, perfumes, detergentes, tintas, picaduras de insectos, serrín, partículas de níquel y otros metales, antibióticos, cosméticos, etc.

 

Hay que tener presente que la cascada de la inflamación se inicia por debajo de la membrana íntima de la mucosa intestinal, para ser difundida a una velocidad extrema a cada rincón de nuestro cuerpo y que la Histamina es considerada dentro de las llamadas aminas inflamatorias. Por tal motivo no tiene sentido en dar tratamientos sintomáticos si no se estudia profundamente el equilibrio intestinal, sea la alergia que fuere.


Consejos de Prevención para el tratamiento de la alergia

Al igual que en el caso del resfriado, la gripe y otras afecciones que inhiben el sistema inmunológico, la gravedad de un ataque de alergia depende del grado de salud general de la persona y del alérgeno de que se trate. Comer bien, reposar y no descuidarse ayudan a reducir los efectos de la reacción alérgica. Además de lo anterior, hay que tratar de identificar el alérgeno, procurar evitarlo y, si esto no es posible, combatir los síntomas.

Suele ser muy difícil detectar la causa de las alergias ocasionadas por alimentos y sustancias químicas. En un caso así el médico tal vez someta a la persona a pruebas de sensibilidad cutánea o le prescribirá una dieta de eliminación (suspender el consumo de alimentos específicos, uno por uno, y observar los efectos).

 

Para identificar un alérgeno hace falta lo siguiente:

Llevar un registro diario. La persona debe tomar nota de sus actos y de todos los alimentos que consuma para poder establecer una relación entre la alergia y un producto específico, o bien, entre ésta y algún cosmético o perfume que use.

Seguir una dieta de eliminación. Si la persona sospecha que determinado alimento (por ejemplo, el huevo o el chocolate) es la causa del problema, debe suspender su consumo durante una o dos semanas y ver qué sucede. (Si se trata de eccema, puede eliminarse el alimento de la dieta hasta tres semanas para asegurarse de su efecto.) Por ningún motivo hay que dejar de comer dos alimentos a la vez, ya que además de dificultar la identificación del alérgeno, la dieta podría desequilibrarse.

No es aconsejable someterse a una dieta de eliminación de carácter riguroso sin la debida supervisión de un médico o un naturópata si se sospecha que el alérgeno está presente en diversos alimentos o si se padecen dos o más alergias simultáneas.

 

Otros métodos de detección.

Algunos terapeutas no ortodoxos conocen técnicas eficaces (aunque falibles) para identificar alérgenos como por ejemplo la Kinesiología.


Una vez identificado el alérgeno hay que evitar exponerse al mismo. Se recomienda leer con detenimiento las etiquetas de los alimentos envasados y procurar no consumir los que contengan aditivos sintéticos; elegir con cuidado los productos de limpieza domésticos, ponerse guantes de goma al utilizar productos químicos y enjuagarse bien al terminar la limpieza; pasar con frecuencia la aspiradora por alfombras, cortinas y muebles para eliminar el polvo y evitar la acumulación de cabellos y pelo de animales; y mantener secos los suelos y las paredes de la casa para reducir la proliferación de ácaros, moho y de otros hongos.

Además las personas alérgicas al polen deben mantenerse alejadas de las zonas verdes durante la época del año en que tengan las mayores molestias. Si no es factible evitar o elimina el alérgeno la solución es contrarrestar los síntomas la mayoría de las sustancias alergénicas son inocuas per se, así que exponerse a ellas no causará más daño en la medida en que se regule la reacción a las mismas. Es también recomendable tener siempre a mano un botiquín que contenga lociones o pomadas antihistamínicas y adrenalina en pulverizador.

 

Consejos Sensatos para el tratamiento de la alergia

Hay que tratar de hallar la causa de los síntomas: estornudar al sacudir los muebles o las cortinas puede ser señal de alergia al polvo en tanto que la aparición de ronchas en el cuello o las muñecas puede indicar reacción alérgica a algún perfume.

Un bebé recién nacido debe ser alimentado con la leche materna varios meses si es posible; así aumentarán sus defensas y no estará expuesto a los alérgenos presentes en la leche de vaca. Esta medida es aún más importante si la madre padece asma, eccema u otra reacción alérgica.

Se debe procurar no exponerse demasiado al estrés y la ansiedad pues estos factores aumentan la frecuencia e intensidad de las reacciones alérgicas.

Mejorar el estado de salud general es una excelente medida preventiva; hay que llevar una dieta bien equilibrada, descansar y tratar de relajarse. No conviene dar por sentado que los síntomas se deben a una alergia, pues a veces son señal de otro tipo de afección; por ejemplo, la aparición de ronchas durante un tratamiento con penicilina puede ser consecuencia de la propia enfermedad y no una reacción alérgica al antibiótico.


Consejos de Homeopatía como terapia alternativa para la alergia

Es probable que el homeópata le prescriba a la persona un remedio específico para combatir la alergia y que le aconseje cambiar sus hábitos de alimentación y su tren de vida.


Consejos de Ionización como terapia alternativa para la alergia

El empleo de la técnica de ionización, que se basa en la producción artificial de partículas de aire con carga eléctrica negativa (iones), puede ayudar a aliviar síntomas de asma y de fiebre del heno.

 

Consejos de Remedios de Bach como terapia natural para la alergia

Se suele prescribir clemátide para tratar la hipersensibilidad general; mímulo para combatir el temor de experimentar una reacción alérgica, e Impatiens si hay irritación de la piel o de membranas mucosas. El haya al parecer reduce la intolerancia a diversos alimentos, y la crema de Bach se emplea para aliviar las erupciones cutáneas de origen alérgico.


Consejos de Bio-autorregulación para la alergia

El terapeuta enseña a la persona a reconocer la respuesta de su organismo ante un alérgeno mediante la medición de la resistencia eléctrica de la piel y otras funciones. Una vez que aprende a detectar la aparición de una reacción alérgica, el paciente procede a regularla.


Consejos de Hipnoterapia como terapia alternativa para la alergia

Se han utilizado diversas técnicas de hipnoterapia para aliviar reacciones alérgicas como el asma y el eccema, si bien no hay pruebas irrefutables de su eficacia.


Consejo Clínico Ortodoxo sobre el tratamiento de la alergia

Muchos médicos prescriben antihistamínicos, broncodilatadores y otros fármacos para aliviar las reacciones alérgicas. Estos medicamentos por lo común son eficaces, aunque algunos pueden provocar efectos secundarios como somnolencia y otros desencadenan dependencia física, en particular las gotas nasales que contienen isoprenalina.