Psicoterapia y Consejos
¿Qué es la claustrofobia o temor a espacios cerrados?
La claustrofobia es un temor o aversión exagerados a los espacios pequeños y cerrados. Genera ansiedad y es un trastorno psicológico que se trata con psicoterapia y otras terapias naturales y alternativas.
Una de las formas más comunes de la ansiedad es la claustrofobia: un temor o aversión exagerados a los espacios pequeños y cerrados, como los ascensores y las cabinas telefónicas. Como consecuencia de la intranquilidad que le producen esas situaciones, la persona claustrofóbica puede experimentar tensión muscular, hiperventilación, taquicardia o sudoración y, en el afán de evitarlas, su vida cotidiana se trastorna.
La claustrofobia con frecuencia es manifestación de un trastorno psicológico más profundo, del que la persona afectada no es consciente, como el estrés, el temor o una experiencia traumática o dolorosa acaecida en la infancia. En algunos casos excepcionales de claustrofobia parecen intervenir factores genéticos.
Consejos de Hipnoterapia como psicoterapia a la claustrofobia
Después de conversar con el paciente, el terapeuta lo hace entrar en un trance hipnótico durante el cual le propone realizar cambios en su comportamiento y en su manera de reaccionar ante los estímulos del mundo exterior; el objetivo es que el inconsciente recuerde después los cambios sugeridos. Al cabo de varias sesiones en que el especialista expone gradualmente al paciente a las situaciones que le provocan miedo, termina por desensibilizarlo a ellas. Se afirma que la hipnoterapia cura las fobias con mayor rapidez que la psicoterapia tradicional.
Consejos de Naturopatía como terapia natural para la claustrofobia
El terapeuta prescribirá un régimen basado en el consumo de alimentos crudos, y quizá aplique las pruebas musculares de la kinesiología para determinar si existe una alergia alimentaria a la que pueda atribuirse el trastorno. Para el estrés se prescriben dosis altas de vitaminas del complejo B (hasta 50 mg dos o tres veces al día, reduciendo gradualmente las tomas a una sola al día).
Se dice que la vitamina C también ayuda a prevenir los efectos del estrés; hay que tomar 200 mg con cada comida. Los complementos de cinc y manganeso pueden ser eficaces en combinaciones de 100 mg. El naturópata a veces colabora con un psicoterapeuta para enseñar ejercicios específicos de relajación.
Consejos de Digitopuntura como terapia alternativa a la claustrofobia
El paciente puede relajarse dándose un suave masaje en la zona de la palma situada entre el pulgar y el índice de cualquiera de las manos.
Consejos de Entrenamiento Autógeno como tratamiento Psicológico
Este sencillo método terapéutico favorece la relajación del cuerpo y de la mente, liberándolos del estrés y del comportamiento anormal que éste ha causado. Sólo un terapeuta competente puede impartir el entrenamiento, pero el paciente puede luego aplicarlo en casa sin dificultad.
Consejos de Homeopatía de terapia natural a la claustrofobia
El remedio de uso general es Argentum nitricum; del Aconitum se dice que beneficia a las personas que se angustian antes de someterse a una prueba severa y que temen a los espacios cerrados y a las multitudes; hay que tomar tabletas con potencia decimal de 30 cada 10 minutos hasta sentir alivio.
Consejos de Reflexología para la claustrofobia
El efecto de relajación general de esta terapia puede dar resultado en algunas personas pero es preferible buscar tratamiento profesional.
Remedios de Bach para la claustrofobia
Se emplea mímulo si el temor es específico; álamo temblón para una aprensión vaga; heliantemo si el padecimiento llega al pánico, y Remedio de urgencia para los ataques agudos.
Consejo Clínico Ortodoxo para el tratamiento Psicológico de la claustrofobia
El médico prepara una historia clínica detallada del paciente, y quizá le efectúe pruebas para saber si el trastorno es producto de la ansiedad o genético. El tratamiento de la ansiedad grave puede requerir la intervención de consejeros y la administración de tranquilizantes para aliviar los síntomas y ayudar al paciente a afrontar mejor las situaciones que lo atemorizan. Los médicos prescriben a veces una terapia conductista, en la cual se expone gradualmente al paciente a las situaciones que lo angustian. Este tratamiento puede combinarse con una psicoterapia en la que participen el paciente y sus familiares.