ENFERMEDADES IATROGÉNICAS
Consejos Terapéuticos
¿Qué son las enfermedades iatrogénicas?
Se denominan iatrogénicas las enfermedades que se producen como consecuencia directa de un tratamiento médico y se pueden tratar con terapias y medicinas naturales, otras terapias alternativas y consejos terapéuticos.
Se llaman iatrogénicas las enfermedades que se producen como consecuencia directa de un tratamiento médico. Su nombre proviene del griego iatros, “médico”, y génesis, “origen”. Como los procedimientos terapéuticos normales (la administración de fármacos y la cirugía) implican siempre una interferencia en el funcionamiento normal del organismo, cabe la posibilidad de que en algunas personas ocasionen este tipo de enfermedades. Así pues, conviene que el médico y el paciente sopesen cuidadosamente las ventajas y desventajas de un tratamiento antes de iniciarlo.
A veces es imposible evitar una enfermedad iatrogénica, como en el caso de la caída del cabello que ocurre durante la quimioterapia utilizada contra el cáncer, o cuando hay que administrar esteroides para salvar la vida del paciente, aun si éstos le causan hinchazón o se le forman moretones con relativa facilidad. Ocasionalmente, las enfermedades iatrogénicas son resultado de accidentes o errores, o de reacciones inesperadas de un paciente a determinado tratamiento.
Con frecuencia, el temor a los efectos secundarios de la alopatía motiva la decisión de consultar a un herbolario, homeópata, acupuntor u otro terapeuta alternativo.
Sin embargo, tampoco las terapias naturales están exentas de esos efectos; el uso incorrecto de algunas plantas medicinales, por ejemplo, puede causar daños orgánicos e incluso la muerte.
Por consiguiente, es de suma importancia acudir a un terapeuta que cuente con la preparación debida para reducir el riesgo de contraer trastornos iatrogénicos.
Consejo Clínico Ortodoxo de las enfermedades iatrogénicas
En opinión de los médicos, el creciente refinamiento de la alopatía hace inevitable que la frecuencia de las enfermedades iatrogénicas aumente. No obstante, los riesgos pueden reducirse mejorando el adiestramiento de los médicos y ejerciendo una vigilancia regular de su práctica. Por otra parte, la experimentación exhaustiva a que se someten los fármacos comerciales antes de ponerlos a la venta disminuye la probabilidad de que produzcan reacciones inesperadas.