Sanación Energética como Terapia Bioenergética Alternativa
¿Qué es la Sanación Energética como terapia natural y alternativa?
Los sanadores definen el aura como un campo magnético que rodea el cuerpo de cada persona y que interactúa continuamente con el aura de los demás, incluidos las plantas, los animales y los objetos inanimados. Se dice que las energías individuales están en contacto permanente con un campo universal de energía espiritual del que extraen su poder. Muchos practicantes de esta controvertida disciplina afirman que pueden “ver” el aura de sus pacientes como una zona luminosa alrededor de sus cuerpos, y que la emplean como parámetro para conocer su estado de salud.
Los sanadores dicen que, aunque normalmente no somos conscientes de ella, la energía vital determina nuestra primera impresión ante los demás y nuestra manera de reaccionar ante ciertas situaciones, además de ser más rápida y sensible que nuestras facultades racionales. Ellos consideran que la incomodidad que a veces sentimos en presencia de algunas personas puede deberse a que sus energías espirituales no armonizan con la nuestra, y que la sensación de paz que nos producen algunos lugares quizá se deba a que en ellos no hay energías espirituales incompatibles.
Se dice que las energías vitales de las plantas, los animales y los minerales se comunican e interactúan mutuamente, y que el aura de cada persona está formada por las radiaciones emitidas por todas las células y sustancias de su cuerpo, así como por sus interacciones.
El aura visible supuestamente es un resplandor oval que rodea el cuerpo (en ocasiones más intensamente en la cabeza) y que se extiende de él desde unos cuantos milímetros hasta varios centímetros. La luz está integrada por rayos de siete colores, cada uno de ellos vinculado con órganos específicos del cuerpo y con ciertas funciones superiores; además, se dice que la forma, el tono y la intensidad de esos rayos varía de persona a persona, lo cual refleja la singularidad de cada individuo.
Utilidad de la sanación energética como terapia bioenergética
Los sanadores afirman que cualquier persona puede beneficiarse de la sanación energética, en particular quienes buscan salud espiritual y aquellos que no han hallado ayuda en la medicina alopática, y al igual que otros sanadores espirituales, no admiten que haya males incurables. La enfermedad casi siempre es consecuencia de un desequilibrio (por exceso o por defecto) en la energía vital, lo que altera las moléculas y las células de los diversos tejidos y órganos corporales; además, tales anomalías se presentan antes de que los métodos alopáticos puedan detectar sus efectos. Algunos sanadores aseguran que pueden saber mucho antes que la medicina ortodoxa si algo no marcha bien en una persona. Los científicos no han podido verificar que ocurra fenómeno alguno durante las prácticas de sanación energética, en que el sanador se refiere a una transmisión energética entre él y su paciente, o cuando los maestros de yoga describen el paso de dicha energía por los chakras del cuerpo. Sin embargo, prosiguen las investigaciones en busca de pruebas objetivas que confirmen su existencia.
¿Cómo es una consulta mediante sanación energética?
No se requieren conocimientos especializados para sanar; sin embargo, por lo general la capacidad de ver la energía y de usarla con fines terapéuticos es producto de muchos años de experiencia con pacientes, así como de un esfuerzo perseverante por alcanzar una alto grado de desarrollo espiritual. No es fácil encontrar un sanador. En todo caso hay que tener cautela para no caer en manos de charlatanes.
El sanador primero observará la energía vital del paciente para determinar su estado de salud. Estos terapeutas consideran que el aura también permite determinar la personalidad y las emociones del paciente. Una vez que el sanador ha conseguido interpretar con claridad el aura del paciente y sus problemas, procede a iniciar el tratamiento, que puede adoptar diversas formas. Los sanadores aseguran que pueden realizar esto convirtiéndose en canales a través de los cuales la energía espiritual universal puede afluir a los pacientes. Dicha canalización puede efectuarse tocando el aura del paciente o utilizando una técnica de visualización para transmitir la energía.
Muchos sanadores ponen de relieve la necesidad de que los pacientes intervengan en su propio proceso curativo, así que parte de la terapia bioenergética alternativa y natural consiste en ayudar a la persona a volverse más consciente de sí misma y a que tenga más contacto con su naturaleza espiritual; lo anterior quizá suponga aprender a percibir y fortalecer la propia energía mediante la visualización, la cromoterapia, la sonoterapia e incluso por medio del dibujo, la composición o llevar un diario. Pero también subrayan que el apoyo y la experiencia del terapeuta son factores insustituibles.
El punto de vista ortodoxo sobre la sanación energética como medicina bioenergética
La energía, en el sentido científico de la palabra, forma parte de algunos tratamientos alopáticos, como la radioterapia. En ellos, cierta forma de energía física se dirige a determinado punto del cuerpo, donde modifica la estructura de las células.
Aunque no hay pruebas científicas de la existencia del aura, algunos médicos creen que tanto los tejidos vivos como los muertos emiten energía; la intensidad de dicha emisión al parecer varía de un ser vivo a otro pero puede indicar la presencia de una enfermedad. No obstante, la mayoría de los médicos alópatas dudan que esta energía vital pueda detectarse o interpretarse con precisión en todos los casos.
Algunos experimentos realizados recientemente con curanderos tradicionales parecen haber demostrado que puede darse un intercambio de energía vital entre seres vivos o entre personas y objetos inanimados, las técnicas empleadas para medirlo aún son rudimentarias, y la mayoría de los científicos desconfían de sus resultados; entre dichas técnicas están la fotografía de Kirlian y el diagnóstico intuitivo. No obstante, aunque la controversia no ha terminado, algunos médicos se muestran más abiertos a la posibilidad de que exista esa forma de energía espiritual.
La fotografía de Kirlian
La fotografía de Kirlian constituye un medio de diagnóstico destinado a obtener imágenes del aura. La hipótesis del aura, un resplandor nebuloso que se ha querido ver en torno a los cuerpos vivientes e inertes, ha fascinado durante siglos a místicos, curanderos y estudiosos de las ciencias ocultas, para quienes constituye un reflejo del mayor o menor grado de bienestar del individuo y cuya intensidad y color pueden ser, por tanto, objeto de interpretación médica.
La fotografía de Kirlian, también llamada por los científicos fotografía de alto voltaje o electrofotografía, se considera un avance en ese sentido; según se dice, es capaz de captar el patrón de interferencia que se produce cuando una corriente eléctrica de alta frecuencia entra en contacto con el campo electromagnético (o aura) del sujeto fotografiado.
El nombre de la técnica procede del de su inventor, el ingeniero ruso Semyon Kirlian. En 1939, cuando Kirlian reparaba aparatos en un laboratorio, saltó un chispazo que le causó un choque eléctrico. Recuperado de su aturdimiento, se preguntó qué pasaría si producía otra chispa, pero interponiendo esta vez una película fotosensible entre ella y su mano; quizá obtendría una fotografía del choque en el preciso momento de ocurrir.
Así lo hizo, y al revelar la película descubrió un contorno luminoso alrededor de los dedos. Más adelante, estableció su propio laboratorio y, junto con su esposa, dedicó los siguientes 40 años a tomar sus extrañas fotografías.
El primer experimento de los Kirlian consistió en fotografiar dos hojas iguales, sólo que una de ellas procedía de una planta sana y la otra de una planta enferma. Para ello las colocaron entre una placa fotográfica y una carga eléctrica de alto voltaje y alta frecuencia, y prescindieron de toda iluminación. Tras el revelado apareció un resplandor intenso en torno a la hoja de la planta sana, mientras que el de la otra resultó muy tenue.
En otro experimento se fotografió una hola de la que se había cortado una parte; la imagen revelada mostró débilmente el contorno de la parte faltante. Este hecho se dio en llamar “fenómeno de la hoja fantasma”, por alusión a la sensación de muchas personas que, después de sufrir la amputación de una extremidad, sienten dolor en ella, lo que se conoce como dolor de miembro fantasma.
Kirlian también se fotografió una mano en presencia de médicos y científicos que se hallaban reunidos en una convención. Su equipo consistía en una bobina que habría de conducir una descarga de alto voltaje a una plancha de aluminio; sobre ésta dispuso una placa de vidrio, una película fotosensible y, encima de todo, una hoja de plástico transparente para proteger la película contra la sal de la piel.
El inventor apoyó la mano sobre el dispositivo durante unos segundos, tomó la fotografía y obtuvo una imagen insólita: el contorno luminoso era vago y borroso, de colores pálidos y deslucidos. Entonces fotografió una mano de su esposa, y el resplandor apareció con intensidad y claridad. Unas horas más tarde, Kirlian cayó enfermo con lo que resultó ser una gripe especialmente grave, mientras que su esposa seguía gozando de perfecta salud.
De lo anterior se dedujo que la fotografía de Kirlian podía descubrir la enfermedad en una etapa prematura, antes de que los síntomas hicieran su aparición, lo que permitía tomar medidas preventivas.
Kirlian y su esposa prosiguieron su trabajo oscuramente hasta principios de la década de 1960, cuando sus hallazgos recibieron difusión, en parte porque sus discípulos soviéticos y estadounidenses empezaron a hacer anuncios espectaculares, como el de que la técnica podía detectar el cáncer en sus inicios.
Según los partidarios de la fotografía de Kirlian, es posible evaluar el estado de salud del sujeto fotografiado: un resplandor uniforme es señal de buena salud física y mental, mientras que un contorno recortado indica perturbaciones de uno u otro tipo. En este último caso, el diagnóstico se basa en las partes salientes más sutiles y el tratamiento se elige en consecuencia.
Los escépticos han señalado que los adeptos a esta técnica no tienen en cuenta los numerosos factores que pueden influir en el tamaño, la intensidad y el color de las imágenes. La persona que se fotografía puede ejercer distintos grados de presión contra el aparato, haber ingerido alcohol, alimentos o ciertos medicamentos (como analgésicos o tranquilizantes) o simplemente sudar, todo lo cual alteraría el flujo de energía electromagnética y deformaría la imagen. Además, cualquier fallo o inexactitud del propio aparato, así como la inestabilidad de las condiciones atmosféricas, pueden causar distorsiones.
No obstante, los aparatos modernos no registran la presión ni el sudor, y las imágenes acusan la presencia de sustancias extrañas, por lo que éstas no se confunden con otros elementos utilizados para la interpretación. Los aparatos funcionan con precisión, y la temperatura y la humedad se mantienen constantes mientras se toman las fotografías Kirlian.
Para la medicina científica, la fotografía de Kirlian no ha demostrado la existencia del aura, y aun suponiendo que lo haya hecho, las imágenes no son fiables como medios de diagnóstico. Sin embargo, algunos médicos admiten que tanto los seres vivos como los objetos inanimados emiten energía en diversos grados, y no excluyen la posibilidad de que ésta pudiera indicar la presencia o ausencia de enfermedad.