La Nutrición Ortomolecular como Terapia Alternativa y Natural.
La nutrición ortomolecular emplea nutrientes, vitaminas y minerales en lugar de medicamentos como medios para curar.
El bioquímico estadounidense Linus Pauling (1901-94), ganador del premio Nobel en dos ocasiones, fue el primero en utilizar el término “ortomolecular” para designar un tratamiento alternativo natural consistente en la administración de vitaminas y minerales en las cantidades más apropiadas para cada individuo a fin de conservar su salud física y mental. Como las necesidades de estas sustancias varían enormemente en cada persona, en ciertos casos las dosis apropiadas podrían llegar a ser cientos de veces mayores que las que se recomiendan normalmente. En la actualidad, el tratamiento natural alternativo de Pauling se denomina terapia Megavitamínica.
Cuando realizaba investigaciones sobre el efecto de las vitaminas sobre la memoria, Pauling se convenció de que las dosis altas de vitamina C tenían eficacia como tratamiento preventivo del resfriado. Aunque los círculos médicos rechazaron esa idea, muchas personas sometidas al tratamiento han informado sobre su éxito. Las investigaciones de Pauling se extendieron luego a otras vitaminas y a los minerales, y sus hallazgos lo llevaron a concebir la medicina ortomolecular como una terapia alternativa y natural encaminada a determinar y administrar las dosis más apropiadas de nutrientes, vitaminas y minerales para restablecer y conservar la salud de cada persona.
En opinión de su creador, la nutrición ortomolecular prolonga en alrededor de 20 años la vida de quienes la emplean y, en el caso de la vitamina C, sus aplicaciones no se limitan a la prevención del resfriado; en relación con el cáncer, por ejemplo, Pauling sostiene que dicha vitamina aumenta las probabilidades de curación y fortalece el sistema inmunológico, en particular la resistencia de los tejidos situados alrededor de los tumores, lo que evita la diseminación de las células malignas.
Aunque fue Pauling quien divulgó esta forma de tratamiento alternativo, ya a principios del decenio de 1950 los médicos estadounidenses Abraham Hoffer y Humphry Osmond habían empleado grandes dosis de vitamina B3 para tratar la esquizofrenia, e informaron sobre un éxito superior al 75% en un grupo de 2.000 casos. Desde entonces la “psiquiatría ortomolecular” se ha empleado cada vez más como terapia alternativa de ciertas enfermedades mentales.
En el fondo de todos los Tratamientos Ortomoleculares, hoy mejor conocidos por el término genérico de Terapia Megavitamínica, se halla la opinión de que las recomendaciones de la medicina ortodoxa sobre la ingestión mínima necesaria de vitaminas y minerales de cada día constituyen una guía muy general, y que las necesidades reales varían enormemente de un individuo a otro: en ciertos casos las dosis apropiadas podrían llegar a ser 100 veces mayores que las recomendadas.
El uso terapéutico de los nutrientes, las vitaminas y minerales es una práctica común en nuestros días. En farmacias y herbolarios pueden adquirirse sin prescripción diversos complementos que las contienen, si bien las dosis de todos ellos son mucho menores que las megavitamínicas. Con frecuencia, el tratamiento alopático formal de ciertos padecimientos físicos y psicológicos (acné, anemia por deficiencia de hierro, diabetes, hipercolesterolemia, alcoholismo, síndrome premenstrual, tabaquismo, etc.) incluye la administración de vitaminas y minerales, aunque tampoco en estos casos se alcanzan dosis comparables a las de la terapia megavitamínica.
Utilidad de la nutrición Ortomolecular como medicina natural alternativa.
Quienes practican la Medicina Ortomolecular opinan que es de utilidad para combatir todas las enfermedades atribuibles a anomalías metabólicas por deficiencia de vitaminas y minerales. Ejemplo de lo anterior son los casos en que una absorción defectuosa impide obtener cantidades suficientes de vitaminas y minerales con una dieta normal. Las dosis masivas sirven para subsanar la falta del nutriente que no se asimila bien.
Se dice que la mala absorción puede deberse a ciertos tratamientos, sobre todo la quimioterapia y la radioterapia utilizadas contra el cáncer, que a veces llegan a triplicar las necesidades de vitaminas B y C. Para combatir el cáncer y los efectos indeseables de su tratamiento, los adeptos a la terapia megavitamínica han ideado complejas combinaciones de vitaminas y minerales.
Por último, a la vitamina C y a las vitaminas del complejo B se les atribuye la virtud de restablecer el equilibrio bioquímico del cerebro en ciertos casos de trastornos psicológicos y emocionales, como esquizofrenia, depresión, hiperactividad y adicción.
¿Cómo es una consulta de medicina ortomolecular?
Casi siempre una alimentación equilibrada aporta los nutrientes de las vitaminas y minerales en cantidad suficiente. No obstante, si se tiene la sospecha de una deficiencia, conviene acudir a un terapeuta especialista en nutrición.
Las megadosis de vitaminas o minerales pueden tener efectos tóxicos muy peligrosos, por lo que nunca hay que recurrir a ellas sin supervisión médica. El terapeuta determinará el tratamiento después de una evaluación cuidadosa del estado de salud del paciente, y mantendrá una vigilancia estrecha para evitar que se presenten efectos secundarios.
El punto de vista ortodoxo de la nutrición ortomolecular como medicina alternativa.
La medicina científica acoge con escepticismo los numerosos informes sobre el éxito de las dosis masivas de vitaminas, pues éstos se basan en el testimonio de los pacientes y no en una experimentación rigurosa. Por otra parte, los pocos estudios serios que se han emprendido sobre la terapia megavitamínica todavía no son concluyentes. Los procesos bioquímicos del organismo varían tanto de una persona a otra que quizá nunca se obtengan suficientes datos para predecir los efectos del tratamiento.
Mientras tanto, los médicos advierten sobre los riesgos potenciales de las vitaminas administradas en grandes dosis. Por ejemplo, una ingestión excesiva de vitamina D puede causar trastornos musculares y óseos, hipertensión, arritmia y daño renal, mientras que las dosis altas de vitamina A durante periodos prolongados pueden producir dolores articulares, agrietamiento de la piel, anemia, amnesia, alteraciones visuales y malformaciones congénitas.
En opinión de los médicos clínicos, es preferible conocer las necesidades mínimas diarias de vitaminas y minerales, obtenerlas a través de la dieta y evitar los métodos de preparación de los alimentos que destruyen los nutrientes.